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Fernando Íñigo Aristu ha logrado acumular casi 70.000 pegatinas desde que comenzó su colección hace casi 50 años. Su colección abarca una amplia variedad, desde las más inofensivas hasta aquellas que fomentaban la violencia o exaltaban el terror. Desde este miércoles, 625 de estas pegatinas se exhiben en Madrid.
La Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense inaugurará a las 16:30 horas de esta tarde la exposición titulada 'Pegatinas del odio', que estará disponible en este centro hasta el 14 de febrero. Esta muestra ha sido organizada por el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y la Universidad Complutense de Madrid.
Aristu comenzó su colección dos días después de la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, cuando apenas tenía 15 años. Su primer adhesivo era redondo y proclamaba a Juan Carlos rey de España, tal y como relata a EFE este coleccionista originario de Vitoria.
La época de la transición fue especialmente prolífica en la producción de pegatinas, muchas de las cuales eran de carácter reivindicativo o poseían una fuerte carga ideológica.
Para esta exposición, que es muy similar a la que se presentó en junio de 2022 en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Vitoria, se han seleccionado 625 pegatinas que comparten el hilo conductor de la exaltación de la violencia, la estigmatización del otro, el desprecio hacia el oponente y la radicalización.
Raúl López Romo, responsable de exposiciones del Centro Memorial, explica que entre las pegatinas se encuentran muchas de ETA y su entorno, así como de otros grupos terroristas como el GRAPO, que son "muy difíciles de conseguir", además de adhesivos relacionados con la kale borroka y la extrema derecha.
La exposición también incluye una pegatina que, al estilo de los carteles de "se busca" del lejano Oeste, presenta la fotografía de Mikel Legarza, conocido como 'El Lobo', un infiltrado en ETA, así como otras que señalaban a las fuerzas de seguridad o a representantes políticos.
Asimismo, se han seleccionado pegatinas que hacen referencia a Madrid, como algunas relacionadas con la matanza de los abogados de Atocha, que exigían la libertad de los asesinos. En contraste, también se exhiben adhesivos que lamentan el asesinato en 1980 de la líder estudiantil de 19 años, Yolanda González. "Investigación y castigo", rezaba el adhesivo firmado por el Partido Socialista de los Trabajadores.
Otra pegatina recuerda el asesinato del estudiante Carlos Martínez González a manos de la extrema derecha en Madrid el 28 de septiembre de 1976. "DESTRUIR a las bandas de asesinos FASCISTAS", dice esta pegatina que se presenta en vitrina.
De las 625 pegatinas de la exposición, aproximadamente 100 son originales y se exhiben en dos vitrinas, mientras que el resto son reproducciones distribuidas en once paneles.
Gracias a la iniciativa de Pedro Barruso, profesor de la facultad que alberga la exposición, se ha organizado esta muestra con el objetivo de concienciar a los jóvenes sobre la necesidad de deslegitimar la violencia y los discursos de odio. También se busca dar a conocer cómo se transmitía ese odio en una democracia aún en desarrollo, en la que las pegatinas se convirtieron en un medio popular, incluidas las más "inocentes".
Este formato, que ya es considerado "vintage", ha sido reemplazado en la actualidad por las redes sociales, el nuevo medio donde se propagan esos mensajes de odio.
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