España se evaporiza ante una imponente Bélgica

Imposible. Ni siquiera fue posible soñar con estar en las semifinales de los Juegos Olímpicos de baloncesto porque Bélgica fue muy superior a una España que quiso, y logró, igualar el pulso ofensivo en el primer cuarto merced sobre todo a Megan Gustafson pero que acabó minimizada por una Bélgica que tuvo una respuesta mucho más coral y además líderes sólidas cuando hizo falta. Siempre Meesseman, una pesadilla en sus tiros Vanloo, una Linskens que le tiene cogida de mala manera la medida a España y una Delaere que es pura regularidad en la pista.

Enfrente a España la perdieron, además de los aciertos de su rival, sus propios fallos y pérdidas no forzadas. Faltó plan de partido y soluciones y cuando se intentó la apuesta a la defensa era tarde porque ya 20 por debajo era imposible hacer doblar la rodilla al campeón de Europa. 

Muy difícil encontrar un cuarto con el nivel de acierto del primero que finalizó con empate a 26 puntos gracias al triple sobre tablero de Gustafson.

Un parcial en el que claramente ataques se impusieron sobre defensas, con apenas un par de faltas señaladas, con porcentajes altísimos de anotación especialmente de larga distancia con un equipo belga que de la mano de Meesseman y Vanloo se fue a cuatro de cinco aciertos desde 6,75 y con cinco de ocho para las españolas.

Tuvo su momento de inflexión porque Bélgica, apoyada en ese acierto y en varias pérdidas de España, llegaba a coger una diferencia de siete puntos. En el intercambio de golpes la ventaja era para las belgas y por eso Martínez pidió un tiempo muerto y a la vuelta la defensa de España se ajustaba y podía correr un poco más la selección que con el acierto de su 'center' conseguía recortar e igualar el duelo.

El segundo cuarto fue más físico con más contactos y esas manos, en ocasiones agarrones que no eran sancionados en la zona belga. No sacaba faltas España cuando buscaba las penetraciones que topaban con el poderío interior del rival y en el otro lado aparecían más jugadoras para sumar como Linskens -como en el Europeo haciendo mucho año-, o Ramette que ponía desde la línea de tres la máxima para su selección, 32-40.

El juego entre pívots del rival hacía daño porque en cuanto recibía Meesseman que amenazaba arriba, buscaba a Linskens cerca del aro y ahí no erraba. En el otro lado el acierto exterior del primer cuarto desaparecía en una España que no encontraba referencias más allá de Gustafson y que no hacia una buena lectura en los ataques. Se precipitaba en los lanzamientos hasta que llegaba el acierto e Cazorla que dejaba un 35-44 con el que llegaba el tiempo muerto de un equipo belga que confirmaba su dominio de partido en un +11 al descanso, 37-48.

Hasta 17 de los 37 puntos de España habían venido de la mano de Gustafson por lo que eran necearias más referencias de ataque aunque también buscar más dureza atrás y en la reanudación Méndez optó por situar en psita a Vilaró, Araujo y Mario Ortiz como novedades respecto al quintento inicial.

Pero la historia se escribía igual. Inabordable Linskens, con gran acierto Ramette y todas las sensaciones que encontraba Bélgica no aparecían en el juego de España que resolvía sus ataques de forma precipitada y desarcertada. Se juntaba lo mejor de Bélgica y lo peor de España y así de fácil se explicaba el +20 de renta para las primeras, 39-59. La diferencia en 18 puntos al final de cuarto después de un triple de Vanloo que era un espejo de la inspiración global de un equipo belga conectado en bloque. 

El simple atisbo de reacción ya en el último parcial con un triple de rabia de Vilaró que ponía a España a 14, era socavado rápidamente por Meesseman y Vanloo y ahí, a tres del final, el seleccionador belga, con una rotación perfecta todo el duelo, iba dando respiro por turnos a sus piezas clave.