El otro día estaba charlando con un amigo y comentó que nuestra generación, en general, vive mejor que la de nuestros padres. No supe muy bien qué pensar.
Una mañana, al salir de casa, reparé en que la cajera del súper de la esquina estaba ya en la puerta, echándose un cigarro antes de entrar ahí varias horas. Una parte de mi le deseó, de todo corazón, que tuviera un gran día. Ahora, cada mañana, al cruzarme con ella, repito lo mismo. La costumbre pasó a ser rutina y eso me gusta.
También me gusta la sonrisa amable del portero de la oficina, el cambio de luz definitivo porque -ahora sí-, el sol ya está completamente visible. Me gusta encontrarme cada tarde con una clienta habitual del bar de debajo de casa. Tiene voz de fumar un estanco diario y parece que siempre está enfadada, pero si ese bar es también su hogar, no debería tener tan mal humor.
Que mi compañera de piso me cuente de quién se ha enamorado perdidamente esa mañana y pensar cómo será el siguiente hombre que la hechice. Sopesar qué cenar cada noche y lavarme los dientes antes de dormir.
El gusto por la rutina también pasa por esos detalles aparentemente insignificantes. Viviendo aislados en nuestras parcelitas de una sociedad cada vez más distante, quizá valorar los 'me gusta cuando' del día a día pueda ser una forma de encontrar cierta calma.
Es ahí cuando pienso que, quizá, la generación de nuestros padres no tuviera tanto ruido mental. ¿Piso en propiedad y matrimonio o alquileres abusivos y contratos precarios? Antes la gente no estudiaba tanto, pero ahora estudiar tanto no es garantía de nada. También ahora tenemos más derechos sociales y viajamos más. Qué sé yo.
Imagino que cada uno tendrá que decidir qué le hace vivir mejor y ponerlo en práctica. Encontrar una rutina salvable y aprender a quejarse. Supongo que no hay nada de malo en reflexionar sobre cómo hacer mejor las cosas. Al final, todas las generaciones tenemos algo de cristal y mucho de hormigón.
Haciendo honor a mi generación (millenial tardío o gen z prematuro) y como dice el meme, "sin rumbo, pero hay que seguir".