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Por Andrés Miguel

Un tren sale de Valladolid dirección a Bilbao...


"... Donde hay peligro parece haber estímulo. Quizás la lucha está tan profundamente impresa en los genes de toda la vida concebida en este planeta hostil, que la eliminación de obstáculos atrofia el estímulo de supervivencia. Con agua caliente y comida abundante, los animales pueden retirarse en una estéril e indolente felicidad. Esto parece ser cierto en los hombres. La fuerza, la inteligencia y la versatilidad, son seguramente los hijos de los obstáculos". (John Steinbeck)

He mostrado en este Blog, de forma más que repetida, mi preocupación por la Educación en nuestro país, esencialmente por el bajo nivel de contenidos y de exigencia con que se desarrolla la labor formativa en que están inmersos nuestros hijos, con la que se harán adultos y que les servirá de soporte, de base, en sus futuras acciones y decisiones.

Hablo de Educación en términos de Enseñanza, esos que la RAE señala en los puntos 2 y 3 de su definición:

Educación: Del lat. educatio, -onis.

  1. f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.
  2. f. Instrucción por medio de la acción docente.

Desde hace ya muchos años el nivel de los contenidos que se enseñan en las aulas y que deben estudiar nuestros hijos ha venido decayendo de forma alarmante.

Las diferentes Comunidades Autónomas han diseñado itinerarios "regionalistas", primando lo particular sobre lo global, cuando no demonizándolo.  Si no fuera ya suficientemente erróneo primar la parte sobre el todo, además se viene insistiendo, a través de políticas de uno y otro signo, en dogmatizar, influenciar, aleccionar, en definitiva, en "diseñar" a nuestros jóvenes, muy lejos de los objetivos de una verdadera influencia educativa, aquella que percibiríamos como las maneras por las cuales los docentes promoverían y proporcionarían a sus alumnos el proceso de elaboración de significados y la atribución de sentido en el transcurso de las actividades escolares de enseñanza (no recuerdo dónde leí esta definición que transcribo de mis apuntes, lo siento, sobra decir que la comparto).

Comparto, igualmente, las palabras de Francisco Martínez Sánchez, expresadas en su Blog, en 2011: La enseñanza debe plantearse como objetivo el desarrollo de distintas capacidades humanas, capacidades intelectuales, sociales, éticas, morales, físicas, etc. que permitan  a las personas ser ellos mismos y poder decidir en cada momento con criterio propio, con  total libertad y a partir del conocimiento disponible, pero sin que todo ello sea un corsé que le impida crecer.

Quizás éste es nuestro anhelo cuando dejamos a nuestros hijos en manos de sus profesores, ya sea en la Escuela, en el Instituto o en la Facultad, pero nuestros deseos cada vez están más alejados de la formación que ellos recibirán.

Hoy todo se ha contaminado de propaganda e ideología; se ha hecho con la Historia, también con la Lengua, se viene haciendo hasta con las Matemáticas; he sabido que la redacción de un problema de matemáticas en uno de los libros que este año se entregan en clase viene a ser algo así como: "En un país determinado, el Ministerio de Igualdad reparte 100.000 euros para dotar un Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres..."  Por cierto que no sé si el enunciado del problema propone que el niño encuentre la solución mediante una regla de 3, una ecuación de primer grado o utilice el algoritmo de Google... ¿quizás eso no sea lo importante?

Yo aún recuerdo aquello de "Un tren sale de la estación de Valladolid, a las 12:00 h., con dirección Bilbao, a una velocidad media de 95 km/hora. Veinticinco minutos más tarde sale de Bilbao, con dirección a Valladolid, otro tren más rápido, a 125 km/hora de velocidad media. Sabiendo que la distancia entre Valladolid y Bilbao son 282 kilómetros, calcula a qué hora se encontrarán y a qué distancia de Valladolid y de Bilbao". Se me daban regular las mates, pero éstos los sacaba, aunque nunca me dió por pensar qué pasaría en el momento del choque, porque ningún enunciado decía que hubieran salido por distinta vía...

Temo, por lo que conozco y me llega, que la Enseñanza hoy ha perdido, al menos, unos de sus objetivos primigenios. No observo que fomente el pensamiento crítico. Pareciera que lo que nuestros dirigentes quieren que salga hoy de las aulas son borregos, no ambicionan ciudadanos del  mundo, libres de pensamiento, no pretenden personas que valoren el esfuerzo y la versatilidad, quieren fotocopias de bajo nivel fácilmente manejables.

Quizás por ello nuestro Gobierno se plantea prohibir a los padres que refuercen con clases particulares la educación de sus hijos. Que yo recuerde, allá en mi pueblo y en mi infancia, todas las familias, cualquiera que fuese su condición social, procuraban a sus hijos este refuerzo educativo con el objetivo de que fueran capaces de destacar y disfrutaran, a futuro, una mejor vida que la que ellos tuvieron. Nuestros padres y nuestros abuelos antes, querían que sus hijos sobresalieran, a través del esfuerzo, ampliasen sus conocimientos, se capacitasen para el futuro. Y nos enseñaban con su propio esfuerzo.

El modelo hoy es la igualación a la baja y el control absoluto desde las instituciones públicas de toda la formación que reciben los niños, tras la capa de una malentendida Equidad, contraria a su verdadera definición: RAE: Equidad - Disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece. De hecho, no veo que ningún Gobierno se plantee, en serio, mejorar la educación en general para que, por ejemplo, los padres no tengamos que gastar nuestros ahorros en proporcionar a nuestros hijos una enseñanza complementaria en idiomas.

Parafraseando a Steinbeck, eliminan obstáculos, crean seres estériles e indolentes.

No pretendo ser agorero, pero la situación es tal que, en un análisis elaborado por docentes, el 72,9 por ciento de ellos considera que sus alumnos no están preparados para la vida laboral. Asímismo, el 48% se muestra insatisfecho con la formación práctica que ofrece el sistema educativo actual.

Vivimos un tiempo difícil, pero lo será más cuanto menos inteligentes seamos, cuanto menos versátiles, cuanto menos fuertes para salvar los obstáculos que este mundo va presentándonos cada día e, inevitablemente, seguirá presentándonos en el futuro.

Lo creo firmemente.