Vaya por Dios, ahora nos enteramos de que a la ruina de Correos también ha contribuido el trato de favor a Barrabés y sobre todo a Globalia. Pues nada, ya sabemos quiénes actuaron de conseguidor y conseguidora, sí, conseguidor y conseguidora, o ¿es que alguien lo duda? Los indicios de delito son más que evidentes y callar y obstaculizar la labor de la justicia acrecientan la sospecha. Si los jueces tuvieran lo que hay que tener, no tardaríamos en verle imputado, porque ya no basta con la perdida de reputación, que visto lo visto, a Pedro Sánchez se la trae al pairo. Veremos si pueden más los ataques de la casta y sus pregoneros y la parafernalia intimidativa a las puertas de los juzgados, que la valentía de los jueces.
Válgame Santo Tómas Topamí ¿han dejado los miembros del partido, de los cien años de honradez, algún resquicio público donde se maneje un euro sin meter la mano?
Hay que inyectar tres mil millones, de los impuestos de los españoles para mantener una empresa pública que ya ha perdido su razón de ser, lo mejor sería cerrarla por el método más barato, como se haría con una empresa privada ruinosa. Las empresas tienen la obligación de ganar dinero, es su razón de existir, y de crear empleo y pagar impuestos diría alguien, pues sí, eso también, y la obligación de los administradores públicos es administrar bien esos impuestos, al menos con honradez, y no emplearlos para mantener empresas públicas ruinosas, colocar al frente de ellas a amiguetes incondicionales e incompetentes con sueldos astronómicos, y hacer la competencia a privadas que demuestran se más eficaces.
Se dirá que hay ciertos bienes y servicios imprescindibles cuya prestación no puede ser rentable y por tanto deben proporcionarse con cargo al erario público, de acuerdo, no hay regla sin excepción, pero ese ya no es el caso de Correos, lo fue, recordemos al entrañable cartero rural y un tiempo en que el servicio público del correo era imprescindible y sí, valorado positivamente por el ciudadano, pero hoy el correo electrónico y los servicios de paquetería y mensajería suministrados por empresas privadas que han demostrado su eficacia y llegan al último de los rincones, han hecho que Correos sea prescindible.
Qué tiempos aquellos, cuando ponías en el sobre un nombre, hasta sin apellidos, un pueblo, a veces sin la provincia, y la carta llegaba al destinatario. El cartero preguntaba, si era necesario, casa por casa hasta dar con el domicilio del destino. Ya hace tiempo, porque ahora el uso de la carta se ha restringido hasta límites que parece que ya solo quedan para los románticos, los nostálgicos y los que todavía sienten cierto placer en escribir a mano, y saben, que cada vez quedan menos. Digo que hace tiempo, porque me sucedió a mí, no me lo contaron, una carta enviada me fue devuelta porque faltaba el número de la vivienda, estando el resto de la dirección correcta, para más inri, el destinatario era el alcalde de un pueblo de 100 habitantes, y no fue una excepción, era la pauta de actuación de la funcionaria, su costumbre establecida, parece que el reglamento la amparaba. Pues si se creen que así se mantiene un servicio y se tiene contentos a los usuarios, no me extraña que los clientes se marchen en desbandada a la competencia.
¿Harán lo mismo en Telefónica? porque creo que están en ello. Con Renfe y Adif están a un pelo de conseguirlo.
Hoy se celebran elecciones en Venezuela, ese país que, bendecido por la divina providencia o las hadas de la fortuna, nada en abundancia de recursos naturales y sin embargo sus ciudadanos huyen por millones de la pobreza y la miseria instaurada en su tierra. Debe ser que quien les bendijo con tanta riqueza natural, para compensar, les endiñó unos gobernantes pésimos, nefastos y desastrosos, por calificarlos con una benevolencia que no se merecen, porque ¿qué decir de quien amenaza con un baño de sangre si pierde las elecciones?
Parece que, al pérfido que tal amenaza pronuncia, no se las pintan bien y como consecuencia le están abandonando sus antiguos conmilitones y simpatizantes, hasta la familia. Pero no te preocupes Maduro, siempre te quedará Zapatero, lástima que no se vaya para allá, no vuelva y deje de incordiarnos a nosotros, manda narices que semejante sujeto forme parte del Consejo de Estado ¿qué aconsejará? ¿que sigamos el camino de Venezuela? según algunas lenguas el gobierno está en ello, con o sin el consejo de Zapatero, que parece que últimamente pinta mucho en el Psoe.
Hay una diferencia, los venezolanos sufren por imposición y aquí, al menos de momento, no podemos decir que las elecciones no sean suficientemente limpias, lo malo es que las consecuencias las sufriremos todos, no solo los votantes del partido socialista.