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OCIOZINE

Por Raquel W. Polo

La Diplomática


 

El otro día leí que septiembre es el lunes del año. Y la verdad es que cuesta mucho volver a la rutina. Así que lo mejor es encontrar cosas que nos entretengan y nos diviertan, para que se haga la cuesta un poco menos empinada. Hoy os traigo una serie que cumple. La Diplomática.

Kate Wyler lleva años trabajando en diplomacia y política exterior de Estados Unidos en oriente medio. Como jefe de gabinete de la delegación diplomática y mano de derecha de su marido, el embajador Wyler, se ha ganado a pulso el crédito y los galones, en una zona en permanente conflicto, en el que las mujeres pintan poco. 

Ahora, debido a unas declaraciones poco afortunadas, mas aún viniendo de un diplomático, su marido ha caído en desgracia pero, por otro lado, ella, por fin, ha conseguido el puesto de embajadora en Afganistán, que verdaderamente merece y para el que está preparada.

Pero, al parecer, alguien, muy arriba, tiene otros planes, y de la noche a la mañana, a raiz de un atentado en un buque británico, se va a encontrar como embajadora americana en Londres, rodeada de un equipo, que no la conoce, y que no confía en ella, en un puesto que ella no quiere.

Un inciso fundamental, sobre todo si no veis la serie en versión original: ella es la embajadora Wyler, porque tiene el apellido de su marido. Él es el embajador Wyler, porque aunque ahora no está al frente de ninguna embajada, mantiene el título. En inglés no hay masculino y femenino para la palabra embajador. En consecuencia ambos son Ambassador Wyler, y esto puede llevar a diferentes e importantes malentendidos. Sobre todo porque a Hal Wyler no le gusta quedarse al margen, y tiene su propia agenda secreta, lo cual puede resultar un problema. O una solución, nunca se sabe.

Kate se encuentra en pleno ojo del huracán, mientras el Primer Ministro, y el ministro de Asuntos Exteriores británicos, el Presidente de los Estados Unidos, su jefa de gabinete, y el Secretario de Estado, tiran cada uno de un hilo diferente; pero Kate no es una marioneta, y va a actuar a su manera, aquella que la ha llevado a lo más alto. (Y que podría llevarla más alto aún, quién sabe).

No os dejéis llevar por esta premisa, aunque las intrigas son políticas, el desarrollo de esta serie podría tener lugar en el mundo empresarial, en un despacho de abogados, en un hospital, o en el showbusiness. No hace falta saber de política internacional para que te enganche, ni es fundamental saber reconocer a los personajes retratados, al grupo mercenario ruso, al primer ministro británico bocazas, o al presidente americano demasiado viejo.

El cast impecable tiene una química increíble. Keri Russell (que, por si se os ha olvidado, fue una espía soviética en territorio americano en The Americans) está fantástica. Su marido es Rufus Sewell, al que le cogimos manía interpretando al no-novio que amargaba la vida de Kate Winslet en The Holiday. El Prime Minister es el eterno Bill Tanner de la saga Bond (Rory Kinnear). Y su Foreign Secretary es David Gyasi, que gana mucho sin los cuernos de carnero que portaba en Carnival Row.

Está a punto de estrenarse la segunda temporada en Netflix, y tiene confirmada una tercera. Perfecta para olvidar que estamos en septiembre.