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Clásico

OCIOZINE

Por Raquel W. Polo

Otoño lector


Ya llegó el otoño, y ahora pasaremos mucho más tiempo en casa, lo que nos dará la oportunidad de ver series y de leer libros. Y si necesitais alguna sugerencia para ambas actividades, ya sabéis que me teneís aquí. Hoy libros. Dos, para que podáis elegir.

Belle Morte (Bella Higgin)

Los vampiros existen. Vampiros de esos tan atractivos, que beben sangre humana, tienen súper-fuerza y no soportan la oscuridad. Obviamente existen desde hace siglos, pero nosotros no nos hemos enterado hasta hace unos pocos años. 

Las últimas tendencias de moda están relacionados con ellos, como es natural. En las redes sociales y en los medios de cotilleos no se habla de otra cosa que dónde van, qué se ponen y qué comen: los ?afortunados" humanos que pueden relacionarse con ellos y alimentarlos.

Para eso se han instaurado las casas vampíricas, grandes y lujosos edificios en los que jóvenes humanos se instalan, a cambio de dinero y toda clase de lujos, con la única misión de estar disponibles en cualquier momento que sus anfitriones tengan hambre (¿o es sed?). 

Reenie no es precisamente fan de los vampiros, pero aún así ha solicitado una plaza en Belle Morte, una de esas mansiones. Sú único objetivo es encontrar a su hermana, que desapareció de esta misma casa hace unas semanas. 

Lo que no cuenta es con la gran cantidad de peligros que puede correr en su aventura, y con la atracción que va a sentir por uno de los habitantes inmortales de su nueva residencia (Edmund Dantes, el nombre os sonará), que además parece recírpoca. Eso lo sabemos porque nos lo cuenta la autora, porque no he leído en mi vida dos personajes con menos química. 

Este libro es una de las historias de Watpad que han crecido hasta convertirse en papel. Igual hubieran podido ofrecerle la oportunidad a algún otro, no sé yo. 

 

Romper el círculo (Colleen Hoover)

El padre de Lily maltrató a su madre toda su vida. La niña creció tratando de evadirse de la realidad familiar con dos cosas: la jardinería y Ellen DeGeneres, cuyo programa no se perdía, y a la que escribía cartas que nunca envió, a modo de diario encubierto.  

Bueno, Atlas, el chico triste de ojos azules, también fue de mucha ayuda, al menos durante un tiempo; el tiempo que estuvo de okupa en la casa abandonada al lado de la de Lily.

Han pasado los años, Lily es adulta, su padre ha muerto, ella se ha graduado en Marketing, y trabaja en una agencia, aunque su sueño sería abrir una floristería. Y no ha vuelto a saber nada de Atlas. 

Damos paso a Ryle y su hermana Allysa. Él es un ambicioso neurocirujano residente. Ella se aburre. Su marido se forró de la noche a la mañana, y ahora tiene siempre a alguien que se ocupe de todo, y no sabe qué hacer con sus horas muertas. 

Ambos, por caminos diferentes, van a entrar en la vida de Lilly, y se la van a cambiar completamente. Se me olvidaba decir que Ryle está como un tren. 

La historia comienza en modo Hallmark, pero a mitad del libro, da un giro que te deja completamente fuera de juego. 

Esta autora empezó autopublicándose en Amazon. Ahora tiene más de una docena de novelas publicadas por grandes editoriales, de las que se venden decenas de miles de unidades en todo el mundo. En octubre saldrá a la venta la secuela de este libro, en la que se nos cuenta la parte de la historia que Lilly nunca conoció.