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Menudo Panorama

Por Pedro Santa Brígida

Comunistas en el Gobierno de España


Habemus Gobierno de coalición. El PSOE y Sumar han conseguido los votos necesarios que han convertido de nuevo en presidente a Pedro Sánchez, pese a no haber ganado las últimas elecciones generales. Puigdemont será la mosca cojonera de la legislatura, con los siete votos que más rendimiento han acaparado en la historia reciente de la democracia española: apoyo parlamentario a cambio, entre otras prebendas, de borrar el historial delictivo del prófugo y sus secuaces.

Como mandan las ¿desfasadas? normas de convivencia democrática, seguiré la teoría de no juzgar al nuevo Gobierno hasta que cumpla sus primeros 100 días. Tiempo habrá de opinar sobre la gestión del montón de ministros que dirigirán la política nacional, aunque de entrada diré que 22 ministerios me parecen excesivos. Demasiados ministros y sus correspondientes asesores, algunos de ellos con muy poca tarea real que desarrollar. El Gobierno debería dar ejemplo con el dinero de todos.

Puigdemont será el ministro número 23 y el quinto vicepresidente. Me temo que tensará la cuerda cuando le interese y la aflojará dependiento de -en lenguaje vulgar- lo que chupe del bote. Las elecciones autonómicas y europeas previstas para el próximo año también tendrán mucho que decir en la estabilidad del Gobierno. No sería de extrañar que alguno de los socios de investidura tengan la tentación de romper la baraja si los comicios no les resultan favorables.

La legislatura durará lo que determine el grado de cumplimiento por parte de Sánchez con las transferencias, mesas de diálogo y los dineros exigidos por las formaciones nacionalistas e independentistas. Sumar aspira a ampliar los derechos sociales, que las obligaciones son otro cantar. El mercadeo dará de sí mientras la economía aguante el derroche de deuda pública en el que vivimos desde hace años. Hasta que, pese a las subidas de impuestos, la caja reviente. Digo.

Podemos ha desaparecido del Gobierno. Sus cinco ex ministros han sido sustituidos por otros cuatro titulares de Sumar, además de Yolanda Díaz, la única comunista declarada que repite en el gabinete, quien ha apuñalado sin piedad a su creador Pablo Iglesias, que a estas alturas estará urdiendo algún maquiavélico plan, a modo de vendeta, que restaure el honor pisoteado de su pareja, la defenestrada Irene Montero.

Conociendo un poco la historia de España de hace cien años, es conveniente recordar que las luchas intestinas entre comunistas (también con anarquistas y socialistas) siempre han sido cruentas. Se han ido Montero, Belarra y compañía, pero han llegado Mónica García, Ernest Urtasun, Pablo Bustinduy y Sira Prego, que con total seguridad nos traeran faenas políticas gloriosas.

Los ministros comunistas volvieron al Gobierno después de casi nueve décadas gracias a las perentorias necesidades de Sánchez. Los ciudadanos lo hemos asumido con cierta normalidad, así lo dicen las urnas. El siglo XX enseñó a la humanidad lo fatal que resultaron los regímenes totalitarios: fascismo y comunismo. Los primeros siguen siendo la peor lacra, mientras que los segundos se han colado, un tanto disfrazados y descafeinados, en las instituciones españolas. Aunque no hay que fiarse, un totalitario siempre es un totalitario, sólo soporta a los que opinande otro modo hasta que se hace con todo el poder. Lo demuestra la historia.

Bolaños es el superministro del presidente, Nadia Calviño y Teresa Ribera parecen tener próximos destinos en Europa, Puigdemont seguirá tocando las... narices, Yolanda Díaz buscará, como hace habitualmente, su telegenia personal, Margarita Robles pondrá un poco de sensatez en el Consejo de Ministros cuando sea necesario... En cuanto a los vallisoletanos, Óscar Puente no creo que esté por la labor de apoyar el proyecto del soterramiento del ferrocarril en su ciudad (le dejaría en muy mal lugar como anterior alcalde) y Ana Redondo, en su línea, hará política sin estridencias.

Esto no ha hecho más que comenzar, con ciudadanos cabreados en las calles por la escondida aministía del 'procés' antes del 23J, con votantes del PSOE preguntándose qué ha pasado, con Sánchez centrado, ahora sí, en la política exterior que tanta visibilidad internacional concede, con la oposición preguntándose que ha hecho tan mal para no haber conseguido al menos cinco escaños más, como indicaban las encuestas... Como la anterior, será una legislatura interesante de analizar en décadas venideras. "Mucha mierda", que se dice en el mundo del espectáculo.