Mucho es el odio que rodea todo lo relacionado con el problema de Palestina/Israel o Israel/Palestina y hay muchas personas que están pagando con sus vidas las consecuencias de este odio. Entre estas personas se encuentran en primer lugar las familias palestinas de la franja de Gaza, y sobre todo los niños, y los ciudadanos judíos de a pie, y en primer lugar los que han sufrido el degüello de sus propios hijos o hermanos. Vayan estas líneas en apoyo de todos ellos.
En momento presente conviene recordar que hay unas personas que podemos calificar de genocidas (si no han matado a más judíos, es porque no han podido) y otras que son las agredidas, que, aunque tengan el derecho a defenderse no tienen derecho a convertirse también en genocidas, pues incluso durante la guerra hay siempre unas reglas que deben cumplir y unos derechos humanos que se deben respetar. Pero, ¿nos hemos peguntado alguna vez de donde han surgido unas personas capaces de cometer tales atrocidades? Son muchas las personas e instituciones implicadas en el conflicto de Palestina y corresponsables de tanta sangre: unos por acción y otros por omisión. Por acción, están los religiosos y políticos fanáticos de ambos lados, unos con su política expansionista y otros con su guerra santa contra el infiel. Por omisión, están las Naciones Unidas, que, mientras no supriman el veto en el Consejo de Seguridad, son un organismo muerto, cuyas resoluciones son simplemente papel mojado.
Por otro lado, hay que alabar la acción de todos los voluntarios y socios de ACNUR que están contribuyendo con su dinero o con sus vidas a la ayuda de las víctimas de esta guerra. Y conviene también que recordemos que la Unión Europea, es decir los ciudadanos de la UE, somos los que diariamente más estamos ayudando económicamente al pueblo palestino. Y esto nos da derecho condenar rotundamente la agresión de Hamás. Hamás es el fruto del odio que otros han sembrado. Conviene que tengamos muy presente esto en Europa. No creo que ningún europeo se atreva ahora a culpar de odio a ninguna de las religiones tradiciones, y sin embargo no puedo decir lo mismo de los partidos políticos. Los discursos de muchos políticos españoles rezuman odio en las palabras y hasta en los gestos. Si cuesta lo mismo sembrar el odio que sembrar la paz, ¿por qué nuestros políticos se empeñan en sembrar el odio entre los ciudadanos?