Están todos de mierda hasta las cejas y no paran de repartir, sobre todo los socialistas, que andan desbocados, sin saber que hacer para, enmierdando a los demás, tratar de ocultar su porquería, porque si a alguien le sale la mierda hasta por las orejas, a ese es al Psoe, que, cualquier cosa que atribuya a los demás, se la puede aplicar a si mismo multiplicada por diez.
Los asuntos de tejemanejes y negocios, muchas vecesmás que sucios y delictivos, relacionados con el suministro de material sanitario durante la pandemia, aun en los casos en los que no se han detectado irregularidades legales, el montante de los márgenes y comisiones, que se demuestran millonarios, cuando los españoles morían por miles en condiciones infrahumanas, suelta un tufo pestilente a indecencia que no se puede aguantar, así que hablamos de asuntos que han pringado a muchos, en mayor o menor medida y sin distinción de ideologías y colores, pero, todos con una falta total de vergüenza, eso ya lo tenemos, también,más que comprobado.
Ahora que, lo del Psoe, por acción, por omisión y por reparto de mierda a los cuatro vientos, material que les sobra, no tiene parangón. Ahora le ha tocado al novio de Isabel, quien, por cierto, parece ser que actuaba en relaciones con Illa y sus acólitos, con lo cual los socialistas se enmierdan a si mismos, pero que importa, tu larga que algo quedará y es que el odio de la izquierda a Isabel Díaz Ayuso es delirante, un caso patológico, normal, les da a todos ellos sopas con honda en tres dimensiones.
No seré yo quien diga que, si Alberto Gonzáles la ha liado, no la tenga que pagar, por supuesto que sí, si la ha hecho que la pague, pero su asunto no tiene comparación con los últimos del Psoe y el gobierno, Koldo, Begoña Gómez, con Javier Hidalgo y sus conglomerados inventados para medrar y colocarse a costa de los contribuyentes. Se han puesto en evidencia, rayando el delito, la ministra María Jesús, Oscar Puente y el fiscal general y otros tantos ministros e izquierdistas de pro, al borde del ataque de nervios, sin obedecer más que a una razón, hacer daño a Isabel Díaz Ayuso, y me parece que, una vez más, van a pinchar en hueso, pero es tal el odio que la tienen y su obsesión con ella, que pierden el sentido.
Es tal su obsesión, que toda la izquierda debería tener una foto de Isabel Díaz Ayuso en los retretes de todas sus sedes y hasta en los de sus casas.
Se cuenta una anécdota sobre la visita del embajador norteamericano a Inglaterra, los ingleses le colocaron un retrato de George Washington en el retrete y le preguntaron que le parecía el emplazamiento, a lo que contestó que, no podía estar mas de acuerdo con el sitio elegido, porque no había nada mas eficaz para hacer cagar a un inglés, que contemplar una imagen de George Washington.