La sueca es la dinastía real más antigua reinando sin interrupción en Europa. El fundador del linaje fue Jean Baptiste Bernadotte, un francés curtido en las consignas de 'Libertad, Igualdad y Fraternidad' de la Revolución francesa de 1789. El actual rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, es heredero directo de este primer Bernadotte. La dinastía ha llegado hasta nuestros días ramificado en numerosas familias regias y vinculado con casi todas las casas reinantes de Europa. Sus descendientes no sólo reinan en Suecia, también lo hacen o lo han hecho en Dinamarca, Noruega, Bélgica y Luxemburgo. El marido de la reina Isabel II del Reino Unido, el príncipe Felipe de Edimburgo, estaba emparentado con Bernadotte.
La vida de Jean Baptiste Bernadotte es de cuento de hadas. Empezó de cero y acabó con una corona, gracias a la suerte y a sus virtudes militares. Procedía de una familia de terratenientes. Su padre se dedicaba a la abogacía, como el de Napoleón. Nació en Pau en 1763 y se convirtió en 1818 en rey de Suecia y Noruega (anexionada en 1814) bajo los nombres de Carlos XIV Juan y Carlos III Juan respectivamente, hasta su muerte en 1844.
Aunque su familia quería que fuese notario, trabajó como recadero y pasante y no quiso seguir la carrera paterna. Al fallecer su padre, se enroló como voluntario en un regimiento real, con 17 años. Fue soldado en 1780, suboficial en 1790, capitán en 1793 y brigadier general en 1794. Tenía el mote de sergent Belle jambe, sargento Zanquilargo o Piernas finas, un rasgo que acreditan sus retratos. Con el ejército borbónico no hubiera pasado de suboficial, pero la revolución, cuyos principios abrazó, permitió promociones por méritos, no por cuna. Inició un ascenso imparable: coronel, general de brigada, general de división. Bonaparte lo estimaba aunque a veces chocaban (se dice que se opuso al golpe de estado de Napoleón), y lo nombró comandante en jefe de las fuerzas francesas en Italia y embajador en Viena. Mariscal del Imperio en 1804, participó en la batalla de Austerlitz y en las campañas de Prusia y Polonia. En 1805, el emperador le proclamó príncipe soberano de Pontecorvo en reconocimiento a su valor en Austerlitz.
A nuevos tiempos, nuevos nobles. Por encima de todos, los lugartenientes del emperador, mariscales de Francia. Entre 1804 y 1815, fueron ascendidos a esta dignidad 26 generales. Uno de los primeros fue Bernadotte. Pese a que les colmó de riquezas y títulos, las relaciones de la mayoría con Bonaparte fueron tensas.
En 1808 Bernadotte fue nombrado gobernador de la zona Hanseática y dirigió una expedición contra Suecia, pero fracasó por falta de medios y la pérdida de las tropas españolas al comenzar la guerra en España. La caballerosidad de su trato a un grupo de 30 oficiales suecos cautivos en Lübeck que capturó en esta campaña le granjeó en Suecia fama de hombre bueno y recto.
En la guerra contra Austria en 1809, Bernadotte venció en la batalla de Wagram, pero tuvo una fuerte discusión con el emperador y fue relevado del mando en mitad de la batalla. La razón que se dio fue porque había desobedecido órdenes, aunque quizá simplemente era que Bonaparte recelaba del aumento de su popularidad. Bernadotte sacaba a Napoleón de sus casillas, el emperador llegó a amenazarle con fusilarle, pero al final siempre le perdonaba. Una posible explicación de los desencuentros entre ambos es que Bernadotte estaba casado con Désirée Clary, la primera novia de Napoleón.
El rey de Suecia, Carlos XIII, de la dinastía Holstein Gottorp, estaba enfermo y sin heredero al trono por el fallecimiento prematuro del príncipe. Y Suecia había perdido sus territorios finlandeses ante Rusia en 1809.
En 1810 Otto Mörner, enviado del rey de Suecia para anunciar a Francia el fallecimiento del príncipe heredero, por su cuenta y riesgo ofreció la sucesión al trono a Bernadotte. Al principio, Napoleón se lo tomó a risa pero luego pensando que se quitaba a un militar contestatario y Suecia sería un aliado con un rey marioneta, apoyó su candidatura.
Aunque cuando Mörner regresó a Suecia fue arrestado por insubordinación por haberse extralimitado en sus funciones, la candidatura de Bernadotte fue ganando adeptos hasta convencer al propio rey sueco. En 1810, cuando Bernadotte tenía 47 años, el rey Carlos XIII le hizo hijo adoptivo y príncipe heredero de Suecia, asumiendo el mariscal la regencia y el control del gobierno sueco, y después convirtiéndose en rey de Suecia y Noruega en 1818, a la muerte de Carlos XIII. El siglo XIX europeo se caracterizó por bastantes cambios dinásticos, aunque casi siempre se ofrecían las coronas a miembros de alguna familia principesca. Suecia, anticipándose a su acostumbrada modernidad, fue diferente.
El Parlamento sueco eligió soberano a Bernadotte con el objetivo de que Francia les ayudara a recuperar Finlandia, para estar a buenas con Napoleón, que había situado a varios de sus hermanos en los tronos europeos. Los militares suecos presionaron para tener al mando a un militar de categoría, por si llegaba una invasión rusa. Aunque Bernadotte no fue coronado de inmediato, se dedicó enseguida a reorganizar el país. Unificó Suecia con Noruega y las sacó de los vaivenes políticos de Europa, estableciendo una neutralidad que dura hasta nuestros días. Tres años después del exilio de Napoleón en Santa Elena, se convirtió en rey.
Napoleón se equivocó en su predicción de un rey manipulable. Bernadotte no dudó en defender los intereses de su nuevo país frente a Francia y se unió a la Sexta Coalición contra Napoleón. El duque de Wellington dirigía una tropa aliada de varios países europeos que querían ver caer a Bonaparte, entre ellos, Suecia y Noruega. Bernadotte ayudó a derrotar a Napoleón en la batalla de Leipzig en 1813 y luego derrotó a Dinamarca, aliada de Francia, obligándole a ceder Noruega a la corona sueca.
Bernadotte no hablaba sueco, la lengua de la aristocracia era el francés y con el pueblo se hablaba poco. Pero se convirtió al protestantismo y cambió su nombre por el de Carlos Juan. Elegía a sus ministros entre burócratas que ejecutaban sus órdenes sin replicar. El general revolucionario terminó convertido en un autócrata. Su política exterior condujo a un largo y próspero período de paz.
El ascenso social en los campos de batalla Bernadotte lo refrendó vía matrimonial: en 1798 se casó con Desirée Clary, hija de un rico comerciante marsellés, prometida con Napoleón hasta conocer éste a Josefina de Beauharnais. Desirée, decepcionada, escribió a Bonaparte: "Has convertido mi vida en miserable, pero soy lo bastante débil para perdonarte".
Desirée y su hermana Julie habían conocido a dos hermanos militares más humildes: Napoleón y José Bonaparte. El hermano mayor de las Clary había sido arrestado por la rama local del Gobierno Revolucionario, pero el joven secretario del ejército José Bonaparte ayudó a lograr su liberación. Todo indicaba que Julia se casaría con José y Désirée con Napoleón.
Julie, efectivamente, se convirtió en la esposa del rey José Napoleón I, efímera reina de España (aunque nunca pisó la península). Desirée sería la primera reina Bernadotte, dueña de la tiara de diamantes y rubíes que actualmente luce la princesa Mary de Dinamarca y que Desirée estrenó para asistir a la coronación de Napoleón.
Bernadotte llevó a Estocolmo aires nuevos. Inició una dinastía que ha llegado a nuestros días en plácidos reinados con largos periodos de paz. Reinaría 26 años hasta su muerte en 1844, sin jamás haber aprendido sueco. Se dice que cuando lo amortajaron, en su pecho apareció un tatuaje de sus días revolucionarios: Mort aux rois (Muerte a los reyes).
Del matrimonio de Bernadotte con Desirée Clary nació un hijo, Óscar, su sucesor, bajo cuyo reinado la nación prosperó. Cosas del destino (o del poder geopolítico), el rey Oscar I se casó con Josefina de Leuchtenberg, nieta de la ex emperatriz Josefina Bonaparte (por su primer matrimonio con el vizconde de Beauharnais).
Désirée Clary siguió viviendo en París. Se reía si le daban tratamiento de alteza y en su madurez se enamoró del duque de Richelieu, al que seguía a todas partes, pese a ser notoriamente rechazada.
Cuando el duque murió de unas fiebres, a la reina Desirée ya nada la retenía en Francia. En 1823 se fue a Suecia y se quedó allí para siempre. Asentada en Estocolmo, vivió hasta los 83 años en una época de bonanza para su nuevo país. Aunque nunca aprendió sueco, siempre se mantuvo en contacto con Napoleón y emprendía viajes personales secretos bajo el nombre de condesa de Gotland, llegó a ser muy querida por los ciudadanos. Vivió el reinado de su marido, el de su hijo, Óscar I, y el de su nieto, Carlos XV. Murió en 1860, 16 años más tarde que Bernadotte. La leyenda de que su corazón se quedó en Francia se refleja en la película 'Désirée' con Jean Simmons y Marlon Brando. Meses antes de su fallecimiento, su nieta menor (la princesa Eugenia) le preguntó lo que más añoraba de Francia, respondiendo: "Tener 18 años y ser muy feliz porque el amor entró una tarde por la puerta de mi casa de Marsella". Claramente, era una alusión a Napoleón.
El nombre completo de la actual princesa Victoria de Suecia es Victoria Ingrid Alice Désirée. Su cuarto nombre de pila homenajea a su antepasada de siete generaciones atrás. Los sucesivos matrimonios de los Bernadotte les fueron enlazando con dinastías europeas, pero siempre tuvieron propensión a lo francés más avanzado y a reformas que en otros países llegarían mucho después. Carlos XIV Juan, que había añadido a su nombre ?al modo revolucionario? el de Jules en honor a Julio César, fue bastante conservador. Pero su hijo Oscar I, reformista y liberal, tuvo dos amantes que le dieron descendencia. Carlos XV fue tan avanzado como Oscar I concediendo a las mujeres el derecho a voto, algo insólito en la época. Oscar II, escritor y musicólogo, fue padre de Gustavo V, gran tenista y de poco convencional vida íntima, que en sus últimos años no se preocupó en ocultar. Gustavo VI Adolfo, arqueólogo, fue padre de Gustavo Adolfo. Éste, campeón de equitación y progenitor del actual monarca, no llegó a reinar por su temprana muerte, que hizo que a Gustavo VI Adolfo le sucediera Carlos XVI Gustavo.
En 2010, los herederos de la corona sueca, la princesa Victoria y su marido, el príncipe Daniel, viajaron a París para recorrer los lugares más importantes de la vida de Jean Baptiste Bernadotte antes de convertirse en Carlos XIV Juan de Suecia. Fueron recibidos por el presidente Nicolas Sarkozy.
Los príncipes visitaron el castillo del mariscal Bernadotte en la región de Savigny-le-Temple, al sur de la capital, donde se fotografiaron con vecinos de la zona, vestidos a la moda del siglo XIX. También viajaron a Pau, ciudad natal de Bernadotte al sudoeste de la capital gala.
En 2018, con motivo del segundo centenario de la dinastía, la familia real sueca celebró el aniversario con un seminario en el Palacio Real para repasar los 200 años, como arranque del que sería el 'año Bernadotte'. Entre los más de 300 invitados estaban el rey Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia, la princesa Victoria y el príncipe Daniel.
El Museo Bernadotte, creado en 1935 en Pau, se encuentra en la casa Balagué, construida en 1730, donde nació Jean-Baptiste Bernadotte. Es un ejemplo de arquitectura de Béarn (construcción en guijarros, ladrillos y gres, con galería de madera que da al patio). El museo exhibe documentos y objetos relacionados con Bernadotte y sus descendientes, así como obras de artistas escandinavos. Actualmente está inmerso en un proyecto de renovación.
Fotografías: Gabriela Torregrosa.