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Por Emilio Rodríguez García

Metaverso: el descenso a los infiernos


Metaverso, Oculus Quest, inteligencia artificial, inmersivo... parece un conglomerado de términos que buscan ridiculizar, o al menos asustar, a los menos duchos en tecnología. Pero no es tan duro como lo pintan.

En octubre del 2021, el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, anunciaba el lanzamiento de su metaverso. A partir de ese momento, su compañía dedicará buena parte de sus esfuerzos a la creación de este espacio abierto e interoperable con otras plataformas ya existentes. Y de paso, Facebook pasará a llamarse Meta.

La industria del videojuego era, hasta ahora, la que más había invertido en experiencias virtuales inmersivas. Pero cada una era de su padre y su madre, limitadas únicamente a su propio entorno. Por ejemplo, en el 2019 se lanzó el juego Ascent Free-Roaming VR Experience, pionero en ofrecer una experiencia virtual premium sólo al alcance de aquellos dispuestos a desembolsar los 999? que cuesta. El estrella michelín de los videojuegos.

Facebook, digo Meta, quiere ir más allá y hacer plataformas que operen interconectadas entre ellas. Quiere que su metaverso se utilice para el ocio, pero también para el trabajo y en cualquier situación cotidiana que pueda ser emulada virtualmente.

El objetivo que persiguen es claro: quieren convertir el metaverso en la próxima revolución tecnológica. Casi nada.

A día de hoy, ya han invertido más de 15.000 millones y las previsiones no son buenas, dado que ni siquiera sus propios empleados quieren usarlo. ¿Quién quiere reunirse con unas gafas enormes en la cabeza después de pasar su jornada tras una pantalla?. Donde esté un buen café en persona que se quite lo demás.

El elefante en la habitación

El problema de meta y su metaverso no es no que no tenga futuro, es que no ha llegado en el mejor momento.

La lucha por garantizar la privacidad de los usuarios por parte de gigantes como Apple, Firefox o Brave está privando a Meta de su mayor activo: la publicidad dirigida a los usuarios de su red social. Estas medidas limitan el rastreo de los usuarios por parte de las aplicaciones, entre las que se encuentran Facebook e Instagram, lo que perjudica a la principal fuente de ingresos de Meta: su plataforma publicitaria.

Si a esta falta de inyección económica le añadimos la crisis de Cambridge Analytica o la mala penetración del metaverso en el momento económico actual, hacen el cóctel perfecto para que la compañía lleve 7 meses encadenando caída bursátil.

 

Hace justo 22 años me asomaba a la televisión para ver a George Clooney zarpar en su pequeño pesquero rumbo a la que sería, sin él saberlo, la tormenta perfecta. Parece que Mark ha hecho un viaje similar.

Como consecuencia de todo ello, acaban de anunciar el mayor recorte de trabajadores de la historia de la compañía, pocos meses después de sufrir la mayor caída en ingresos desde 2012.

Zack es un visionario y ha apostado fuerte con un concepto y una tecnología que tiene futuro, aunque no en nuestro presente. Tiempo al tiempo. La siguiente pelea de las tecnológicas ya no será por nuestros datos (como lo es ahora) sino por nuestro tiempo, es sus mundos virtuales.

El título de esta publicación pudiera parecer que hace referencia a lo mal que le está yendo al metaverso de Mark, pero no es así. La paradoja de una sociedad que está más conectada que nunca, pero donde cada vez la gente experimenta una mayor soledad, es prueba de que no siempre estamos preparados para todos los avances tecnológicos. Necesitamos tiempo para comprender, procesar e integrar dichos avances en nuestra vida.

Y os lo dice un Ingeniero Informático que huye de los smartwatch, minimiza su tiempo en móviles, no quiere altavoces inteligentes, no emplea domótica en su casa y que sigue prefiriendo una llave normal y corriente a las magnéticas o teclados numéricos. La tecnología ayuda, pero si no la entendemos o creamos una gran dependencia de la misma, podría llegar a ser contraproducente. La ignorancia es la felicidad.

Le doy un lustro a Mark y su metaverso para que la gente pueda asimilar el siguiente gran reto tecnológico y decidir cómo lo quiere integrar en su vida. Yo, si puedo evitarlo, intentaré seguir disfrutando del mejor metaverso que tenemos: nuestra vida.

Si quieres vivir una experiencia única que realmente te marque y signifique algo para ti, vívela. Cualquier otra cosa será un sucedáneo.