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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

La prescripción enfermera


Hace unos días, el Consejo General de Enfermería realizaba una encuesta por twitter dado que se iba a celebrar una reunión de colegios y querían tratar un tema concreto. Como era de esperar, los mensajes de crítica fueron sustancialmente superiores que las respuestas a la encuesta, no porque el tema a tratar no sea importante, que lo es. Se debe al descontento con unas entidades no reconocida por los profesionales pero muy bien valorada por los cargos políticos que las dirigen.

Sin que sirva de precedente, la consulta era relevante. La pregunta en cuestión hablaba sobre la 'Prescripción enfermera', un tema altamente debatido en los últimos años. Se conoce así a la posibilidad de una enfermera de prescribir un producto sanitario que está bajo su responsabilidad o que es de uso habitual sin necesidad de la intervención de un médico. Por ejemplo, en este cupo están todos los productos de cura de heridas, úlceras, etc. O lo que viene a ser lo mismo, hablamos de lo que ya hacía la enfermera hasta hoy mismo (independientemente de cuando leas este artículo) de forma habitual.

Pero para entender por qué se debe regular, debemos remontarnos al año 2015, cuando se aprobó el Real Decreto 954/2015. En aquel año se esperaba una regulación por parte del Ministerio de Sanidad Alfonso Alonso Aranegui, del Partido Popular. En teoría, el RD iba a contemplar la prescripción por parte de las enfermeras de una serie de fármacos y productos sanitarios, acabando así con un vacío legal que generaba disputas entre colegios de médicos y de enfermeras.

A expensas del texto final tras las solicitudes e intervenciones de colegios y sindicatos, desde la enfermería se celebraba un éxito rotundo. Parecía que, por fin, ya no haría falta administrar un paracetamol a un paciente sin que el médico lo prescribiera cuando, en realidad, no lo prescribía. O lo que viene a ser lo mismo, ya no sería necesario utilizar el buen ambiente de trabajo y la confianza para que el trabajo de la enfermera fluyera y después un médico lo avalara, sin necesidad de despertarle a las 3 de la madrugada por una banalidad.

En este sentido el triángulo Ministerio-Enfermería-Medicina parecía haber llegado a un consenso de gran utilidad para que la asistencia sanitaria no se demore. Pero como toda historia de amor que cuenta con más que la pareja, el tercero fue en discordia. Así que, lo que parecía un pequeño paso para la enfermería pero un gran salto para la humanidad, quedó en la nada. Realmente el texto no aportaba nada interesante ni productivo para las enfermeras ya que no regulaba nada en especial.

Y aunque ciertos colegios médicos celebraban este corte de manos a las enfermeras, sus profesionales no estaban del todo de acuerdo: ¿De verdad iba un médico a valorar cómo curar una herida cuando era una función que hacía la enfermera? ¿Realmente era necesario que fuera el médico quien prescribiera los productos a utilizar cuando ni siquiera los conocían? Como era evidente, la reacción de enfermería fue colapsar a los médicos para que ejercieran presión también.

Así mismo, el texto del RD hablaba de competencias acreditadas, guías clínicas, protocolos, ? En realidad, y como he dicho más arriba, no aportaba nada. Era un texto vacío que solamente hablaba de lo ya conocido, de lo que ya se hacía y que empeoraba la asistencia. Poco a poco se han protocolizado más todas las cuestiones que abordan a un paciente, algo plenamente lógico dado que un profesional en la materia puede escribir el patrón a utilizar por el resto. En el mundo de la aviación todo está escrito para que las posibles variantes de una situación puedan ser resueltas, así que, no era comprensible que en sanidad no sucediera.

Fruto del RD 954/2015 sumado a la informatización de la sanidad está que todo debe quedar escrito en una herramienta de prescripción, una a la que solo tienen acceso los médicos. Pero, ¿qué sucede cuando hay dudas? Aunque los farmacéuticos han hecho un esfuerzo muy grande para estandarizar las diluciones, dosis y alertas para que los médicos solamente necesiten establecer el fármaco, todos los peros, dudas, o casos excepcionales acaban resultando en incumplimiento de ese plan que se cree perfecto. Tan absurdo es esto que en algunos centros privados la enfermera ya puede modificar ciertas cuestiones de la pauta como el horario, disolución y, a veces, hasta cancelarla.

En los centros donde la enfermera no tiene ese nivel de acceso, si bien es cierto, cuando hay buen ambiente de trabajo nadie cumple al dedillo una indicación estandarizada, porque esto sería tratar a los pacientes como enfermedades estándar y no como enfermos individuales. Al final el teléfono y preguntar a quien mejor lo sabe (independientemente de los galones) suele funcionar y es la solución más idónea. Pero hay ambientes de trabajo donde un anillo se cae fácilmente, impidiendo el trabajo en equipo. La importancia de protocolizar lo protocolizable radica en mejorar el trabajo, siempre que se atiendan las excepciones como tal.

Y esos protocolos no solo son un aval para las enfermeras que ya pueden seguir con su trabajo sin la ?supervisión? del médico que está a su lado. Para los médicos pasa a ser un aval de descarga de responsabilidades que nunca quisieron asumir, tienen labores infinitamente más importantes que validar los cuidados que ejerce la enfermera. Sin embargo, aún hay restos del RD que están pendientes de pulir y, en teoría, es lo que van a tratar próximamente, mejorar la independencia en la toma de decisiones de la enfermera para facilitar la labor asistencial y, solo en teoría, tratar de nuevo la prescripción como su nombre indica.

Aún recuerdo en mis primeras prácticas en Atención Primaria, en el año 2012 cuando una médica aún en activo me dijo al respecto de este tema (hablamos de 3 años antes de la ley) y cito literalmente: "No es lógico que mi enfermera no pueda modificar la pauta de insulina de los pacientes diabéticos en el ordenador cuando ella es quien valora las pequeñas modificaciones necesarias. Yo simplemente escribo lo que me dice, que para eso ella tiene su propia consulta. Vuestra profesión debe ser tenida más en cuenta para el sistema mejore". Sé que aún piensa igual o incluso más allá.