Es el mercado y el Real Valladolid debe ajustarse a él. Fue el último en llegar a Primera y su presupuesto es limitado. Lo que en Segunda ha venido sufriendo en las temporadas anteriores con los recién descendidos, aunque quizá no tan exagerado, ahora lo acusa todavía más en la máxima categoría.
Porque ahora el Pucela ni siquiera puede poner tanto en valor el ser un "histórico", como tantos jugadores han repetido en las últimas temporadas a su llegada a Zorrilla. Fichar bueno y barato es muy complicado, y más en año de Mundial. Por ello, la entidad blanquivioleta debe dar cada paso con firmeza y seguridad, puesto que la cartera -que ya es pequeña de por sí- podría resultar perjudicada tras un mal movimiento.
Sin la opción de incorporar a la primera plantilla a jugadores en propiedad que puedan dar un buen nivel, la dirección deportiva ha tenido que cambiar de estrategia. Y eso a pesar de que a Miguel Ángel Gómez no le enamora el camino de las cesiones, como alguna vez ha comentado.
La precaución está muy presente en las oficinas de Zorrilla, y si algo ha demostrado Gómez en el poco tiempo que lleva en ellas es su capacidad de acierto. Mientras, entre los aficionados debe reinar la paciencia, ya que es imposible que los grandes refuerzos aterricen pronto por las circunstancias del mercado. El paso del tiempo será un aliado para el Real Valladolid, ya que, como el mismo director deportivo se ha encargado de repetir, lo que ahora vale 10 puede que a finales de agosto cueste 2.
Un juego en el que el Pucela ha de mostrar su capacidad de acierto para firmar los retoques de calidad que le faltan a una plantilla que en junio logró un ascenso increíble. Unos refuerzos que tendrán que sumar a un equipo, a una piña, que deberá continuar unida para alcanzar un nuevo objetivo: la permanencia.