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Clásico

A la madera

Por César R. Cabrillo

¡Cómo se te echaba de menos Zorrilla!


La espera no se hizo larga, se hizo larguísima..., pero por fín después de 517 días Zorrilla volvió a tener entre sus gradas a su gente, a su querida afición, esa que habría dado todo por jalear al Real Valladolid cuando se mascaba el terrible descenso que se acabó dando.

 

Según uno iba llegando al estadio los nervios y la emoción te embargaban, como si fuera la primera vez que pisabas ese lugar al que le rodeaba un aura mística y cuando entras y subes las escaleras hacia la tribuna ves el césped que tanto añorabas y realmente se te ponen los pelos de punta. Ya no es solo que se echara de menos, sino que los pucelanos necesitaban volver Zorrilla.

 

Y una vez los jugadores saltaron al campo fue como si nada hubiera cambiado, todo el mundo en pié, cantando el himno a capela y animando con todas sus ganas. Poco o nada se notó que el aforo estuviera restringido porque las más 10.000 voces allí presentes sonaron como 20.000, sobre todo cuando calló el primer gol.

 

Se suele decir que el fútbol que es de los aficionados. ¡Qué razón tienen! Porque sin ellos el fútbol se vuelve aburrido y pierde su vida, pero pro suerte todo eso ya se va quedando y pronto todo volverá a ser cómo antes, mientras Zorrilla seguirá gritando goles.