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5 guisantes

Por Elisa Yuste

Una lectura inquietantemente dulce


Cuando era niña, cada mañana de domingo Jutta Richter disfrutaba de la lectura en voz alta que su padre hacía de Las historias de la chiquillería, de Hans Fallada, uno de los autores alemanes más famosos del siglo XX. Le contó, además, que Hans Fallada había inventado y escrito esas historias para sus hijos. De esos recuerdos nace esta historia de La señora Lana y el aroma del chocolate, que constituye la primera parte de una trilogía. Una propuesta en la que la autora vuelve a dar cuenta de su imaginación, su ingenio y su talento.

 

Merle y Moritz son hermanos. Su padre no está con ellos y lo echan muchísimo de menos. Viven con su madre, pero siempre está trabajando. Por ello, Obnubilana Wolkenstein entra en sus vidas. Pero no os dejéis llevar por los paralelismos con Mary Poppins o Nanny McPhee, la señora Wolkenstein está rodeada de un halo de misterio y oscuridad y podría constituir una amenaza para Merle y Moritz… De hecho, la aparición de esta singular cuidadora coincide “curiosamente” con el comienzo de una gran aventura para los dos hermanos en el universo de Chiquitania, un mundo fantástico que, sin embargo, había sido citado por su padre en numerosas ocasiones…

 

Una historia de fantasía y aventura en estado puro, narrada con un ritmo muy ágil, propiciado por capítulos breves, que consiguen dejarnos en ascuas una y otra vez, que hará las delicias del lector de todas las edades (a partir de 8 años). Muy recomendable para la lectura en voz alta compartida en familia. Publica Lóguez en una edición muy cuidada, como toda su magnífica producción. El texto se acompaña de las ilustraciones de Günter Mattei, que recrean elementos y escenas clave de la historia con acierto, acompañando al tono de la narración.

 

5 guisantes es, como avanzábamos, un espacio de recomendación de las mejores propuestas de lectura para niños y jóvenes especialmente concebido para familias, con el objetivo de contribuir a la promoción de experiencias de lectura de calidad desde las primeras edades, como la que puede proporcionar esta propuesta de Lóguez Ediciones. Desde 1977, esta editorial salmantina ha mantenido su enorme respeto por el lector infantil y juvenil, aplicando un único principio en la selección de los libros que editan: el rigor de la calidad, unido a la necesidad de aportar "algo nuevo". Cualidades de las que adolecía el mercado editorial en aquellos momentos. Hoy, afortunadamente, hay una excelente oferta de literatura infantil y juvenil en nuestro país. Lo que no ha cambiado, desde una perspectiva compartida con este sello, es la necesidad de continuar en la búsqueda de aquellos textos, de aquellas ilustraciones, de la información que mantenga viva la gran satisfacción que supone dar con una buena obra.